Adiós a Madiba, el prisionero 466 que llegó a la prisión de
Robben Island en el año 64, víctima de la violencia de unos pocos contra unos muchos, como casi siempre, esa mierda tan repetida. Nunca podrá desaparecer su descomunal figura histórica.
No puedo encontrar ahora mejor referencia que el
texto que
John Carlin publica en
El País, y que remata de una manera maravillosa:
Un sinónimo de magnanimidad podría ser grandeza. Es posible que no volvamos a ver nunca a nadie igual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario