miércoles, 19 de marzo de 2008
GI (V): Felicidades, Pepa
lunes, 17 de marzo de 2008
Un regalo para la vista
sábado, 15 de marzo de 2008
GI (IV): Un disparo en la noche
Aconsejado por Godoy, el apocado Carlos IV miraba hacia el sur por si había que salir precipitadamente de la península -como ya había hecho la realeza portuguesa- ante la cada vez más amenzante presencia de las tropas francesas en España. El rumor de la espantada había puesto sobre aviso a quienes esperaban la oportunidad para asaltar el poder -con el Príncipe de Asturias a la cabeza, celoso de la enorme autoridad que su padre había ido concediendo a Godoy-, y al propio pueblo, que veía en la huída una traición a las obligaciones reales y la confirmación de la incapacidad de Carlos IV de hacer frente a la delicada situación. Gentes de diversa procedencia (bajo pueblo de Madrid y campesinos manchegos) llenaban desde el 17 de marzo las calles de Aranjuez. Con el ambiente caldeado, aquella noche, entre las sombras, una mujer subía a un carruaje -dicen que se trataba de Pepita Tudó, amante de Godoy-. Fue el momento en el que un enmascarado, el conde de Montijo, realizó el disparo que rasgó el silencio nocturno. Fue la señal para asaltar, saquear y quemar el palacio del favorito, quien se refugió en el desván, en el cuarto de un mozo de cuadras, lo que le permitió salvar el pellejo, aunque no el puesto: Carlos IV, sobrepasado por los acontecimientos, destituyó a Godoy dos días después y le despojó de todos sus títulos. Pero no fue suficiente, y el propio rey se vio forzado a abdicar en la figura de su hijo Fernando, quien poco después también sucumbiría ante los planes de Napoleón.
Aquellos acontecimientos se conocen como el Motín de Aranjuez. De todo eso hace, exactamente, 200 años.
(El retrato de Godoy que encabeza esta entrada es de Francisco de Goya).