Pero es que hay más: en plena II Guerra Mundial el gran Glenn Miller ofrecía una extraordinaria versión jazzística que llevó al número 1 de las listas estadounidenses en 1941. Escuchadla, a mí me parece muy buena.
Pero aún no se han acabado las sorpresas, porque el cine también se ocupó del asunto: Cecil B. DeMille dirigió en 1926 una película con el mismo título que nuestro cuadro, ambientada en la Rusia al borde del estallido revolucionario.
En fin, que como insinué al principio esta entrada encierra muchas otras en sí misma. Es muy enriquecedor ir tirando del hilo e ir comprobando lo grande que es el ovillo. Espero que los enlaces os guíen bien, aunque aún me quedan unos cuantos que ofreceros, porque entre músicas y cines he dejado un poco de lado el objeto principal de este asunto: Repin y su obra. Así que aquí os enlazo a una página que no creo que entendáis, pero que está dedicada al pintor ruso y que tiene buenas imágenes; y estos dos (obligatorios) enlaces al Museo Ruso de San Petesburgo, donde se encuentra la obra; y este a la Galería Tretiakov (W-es), que alberga buena parte de la obra de Repin; y por último este enlace a un blog dedicado al Arte ruso, que explica el cuadro protagonista de esta entrada.
Os aseguro que este asunto me ha ocupado bastante tiempo pero creo que ha merecido la pena.
1 comentario:
Buenísima la exposición del Guggenheim. Recuerdo también "La novena ola" de Aivazovsky y un cuadro de Vereschaguin que también me impresionó mucho pero que ahora no recuerdo cómo se titulaba. Muy buena la entrada; he llegado a ella buscando precisamente una imagen de los Bateleros.
Publicar un comentario